Hace unos cuantos años atrás me propuse un reto: cruzar a nado el Mar Menor. Sin embargo, en aquella época no sentí que fuera el momento adecuado para llevarlo a cabo, así que la idea terminó desterrada por un tiempo.
Tras casi una decada despúes, las circunstancias se volvieron favorables y mi intuición me decía a gritos que el momento había llegado.
Solo tenía que nadar unos 5 km que separaban La Veneziola (La Manga) del Club de Piragua de Santiago de la Ribera.
Tengo como hobbie nadar desde que un profesor, amigo mío, me cogió para entrenar varias horas a la semana. Y en uno de los entrenamientos se me pasó por la cabeza aquella, no tan descabellada, idea.
Estuve durante todo un año preparándome. En la piscina el entrenamiento era suave, solo era cuestión de resistencia, no de velocidad. En verano comencé a ir a la playa con mi entrenador y estuvimos entrenando durante dos meses unas 6 horas por semana, nadando no menos de 2 km cada día.
Y el 22 de septiembre de 2018 crucé el Mar Menor después de poco más de 4 horas de nado continuo, con pequeñas paradas de unos 5 minutos para el avituallamiento.
El éxito de toda esta locura se la debo a muchas personas, empezando por mi entrenador, pasando por el alcalde Jose Miguel Luengo, Antonio Luengo la gente de protección civil, los voluntarios de las piraguas y todas aquellas personas que respaldaron, apoyaron y creyeron en mi reto y en mí.
Fue tal el impacto de la noticia de la travesía que incluso antes de llevarla a cabo, diferentes medios de comunicación acudieron a mí para hacerme reportajes y entrevistas.